¿...y?

Viernes 02 de agosto de 2024

Oficina de Empleo Público Estatal Ciudad Lineal, Madrid. 09:50h

Es mi turno. Más temprano de la hora, mi cita es a las 10:00h.

09:52h. Menos de un minuto ha bastado para que la funcionaria que me atiende empiece a enfurecer. Al parecer no entiende nada de lo que está visualizando en pantalla después de darle mis datos personales... Y me pregunta que a qué vengo. 

09:53h. Empiezo la narración de los hechos desde el principio, remontándonos a finales de Abril de 2024 hasta el último capítulo que fue el 18 de Julio de 2024 en otra oficina de empleo. El enfado de la trabajadora en cuestión va in crecendo a pasos agigantados. Yo lo noto pero no me invade y prosigo con mi exposición a base de interrupciones: entramos en bucle. 

10:02h. La funcionaria y su frustración se levantan de su asiento para realizar una consulta a una compañera. Se oye un murmullo de dos voces de fondo. 

10:06h. Regresa a su puesto y me explica que tras su consulta se ha llegado a la conclusión de que todo el proceso ha estado mal gestionado y vamos a proceder a mandar una segunda (y última, esperemos) incidencia para que se termine de resolver. 

10:07h. Redacto dicha incidencia en un documento bajo indicaciones de la empleada sobre qué debo escribir en él.

10:09h. La trabajadora escanea el documento y me entrega una copia. Me reformula el procedimiento haciendo hincapié en que el error parte de la primera gestión realizada el 15 de Mayo de 2024. No me da esperanzas de que esto quede solucionado para el próximo mes de septiembre pero que me quede tranquilo, que lo van a intentar. A todo esto, antes de irme, me ordena que no vuelva a solicitar cita aunque yo vea que esto no se resuelve en tiempo y forma. 

10:12h. Salgo de la oficina de empleo. 

10:14h. Recibo un SMS donde se me ofrece rellenar una encuesta de satisfacción en relación a esta visita. 

10:29h. Termino de escribir y responder al formulario en el que, obviamente, manifiesto mi descontento y enfado. 

11:00h. Mis lamentaciones y yo viajamos en el autobús de vuelta a casa leyendo "Padre rico, padre pobre", de Robert T. Kiyosaki.

Pongámonos en antecedentes:

A finales del mes de Febrero de 2024 una persona con empleo estable desde hace cinco años decide cambiar de empresa (baja voluntaria) porque va en busca de un cambio profesional que a la vez, por supuesto, ofrecen mejores condiciones. Firma un contrato indefinido desde el primer día aunque, como es bien sabido, éste lleva consigo dos meses de prueba. 

Llega la última semana de Marzo de 2024 y, tras una ardua e intensa formación, la empleadora decide que el trabajador no supera ese período en pruebas. Lástima, era un magnífico empleo con un gran abanico de oportunidades. Pero no pasa nada, el sujeto no se viene abajo (o eso parece) y en un par de semanas encuentra otro empleo que, quizá no era el deseado a comparación del anterior, pero le ofrecía la posibilidad de salirse de su monótona tarea a la que estaba acostumbrada. Empieza la formación en la nueva organización y, con ella, el calvario más terrible de su vida. 

Se encuentra con que la encargada de dicha formación no quiere por nada del mundo que esta persona consiga entrar a formar parte de su equipo de empleados. En tiempo récord, diez días, se convierte en un acoso y derribo. La formadora fulmina de un plumazo al trabajador haciendo que, de nuevo, no supere otro período de prueba. 

En este punto, las fuerzas del sujeto empiezan a flaquear. 

Aún así, se agarra a la idea de que, como lleva acumulados varios años cotizados, tendrá acceso a su correspondiente prestación por desempleo. Nada más lejos de la realidad. Estaba bien equivocado. A la semana siguiente de su despido acude a una oficina del Servicio de Empleo Público Estatal y le explican que el resultado de la suma de los tres factores "Baja voluntaria" + "No superación de período de prueba" + "No superación de período de prueba" es igual a "No te da derecho a acceder a solicitar tu prestación por desempleo". Las fuerzas flacas ya empiezan a difuminarse. 

Este pusilánime posee la gran fortuna de tener a su lado una pareja sensacional y maravillosa, que desde aquí le vamos a mandar un abrazo y un beso gigantes. Tuvo la gran idea de contactar con un amigo que tenían en común para pedirle un favor. Un favor no, ¡el gran favor! Este amigo, ser de luz, dirige una empresa dentro del mundo del espectáculo. Contrató durante un fin de semana al pobre desvalido para que le ayudara en sus qué haceres en la realización de un evento puntual. De esta manera, a continuación, sí podría acceder a solicitar su cotizada prestación.

El miércoles siguiente al evento, el 15 de Mayo de 2024, el desempleado ya de pleno derecho, acude de nuevo a una oficina de empleo. No con mucha ilusión debido a los últimos acontecimientos pero sí con la certeza intrínseca de que por fin empezaría a respirar un poco más tranquilo. 

¡Sorpresa! Ahora el sujeto en cuestión pertenecía al Régimen de Artistas por haber trabajado un fin de semana, un único fin de semana, en toda su trayectoria profesional (aproximadamente catorce años). El funcionario que le atiende le explica que ya sí le van a aprobar su solicitud de prestación pero que tenga paciencia porque al salirse del Régimen de Artistas esto llevaba consigo un prudente pero largo tiempo de resolución. 

Miércoles 07 de Agosto de 2024: Tras la última visita a la oficina de empleo, el viernes 02 de Agosto, el único ingreso que sigue habiendo en la cuenta bancaria es la incertidumbre de "¿cuándo va a llegar el primer ingreso?".

Mientras tanto, sigo con mis treinta y cuatro años y mis ochenta y nueve céntimos de euro en la cuenta corriente. 

Añadir comentario

Comentarios

Todavía no hay comentarios